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Bienvenidos y bienvenidas a Lanza tu proyecto, el podcast donde aprendemos todo lo necesario para lanzar nuestros proyectos. Desde herramientas de marketing a diferentes estrategias de negocio.
En este quinto episodio hablamos de cómo buscar socios para proyectos, un tema del que se habla poco y que debería ocupar el centro de muchos debates entre emprendedores. Incluso si lanzamos un nuevo producto en una empresa, nos deberíamos centrar en formar el mejor equipo interno para ello.
¿Sabéis aquello de mejor solo que mal acompañado? Pues, como suele pasar, el refranero popular acierta bastante. A ver, también está la frase que dice que si quieres llegar lejos vayas acompañado, pero permitidme que la ponga un poco en duda. Montar equipo es complicado, los humanos son seres complejos y las relaciones humanas ya ni te cuento. Dicho esto, un viaje compartido siempre es un mejor viaje, de eso no cabe duda. Pero vamos a aclarar un poco este tema, centrándonos en varias claves para buscar socios para proyectos.
Clave 1: Las cosas claras desde el principio, haz un pacto de socios
Sé que lo habréis escuchado muchas veces, como también sé que muchos habréis pasado olímpicamente del tema. Hay que hacer un pacto de socios cuando te animas a montar algo con otras personas.
Lo primero que vamos a hacer es dejar claro que tener socios no siempre es montar una sociedad con un capital social compartido entre varias personas. A veces uno tiene socios no en el sentido literal de la palabra, tiene compañeros con quien hace proyectos, aunque estos proyectos no tengan forma jurídica. En cualquier caso, vayas a constituir una empresa o no con tus socios, presta atención al pacto de socios.
Un pacto de socios es un documento en el cual se describen los derechos y obligaciones de todos los miembros de un equipo. Se puede aplicar a la constitución de una empresa por parte de socios que invierten en su capital y la fundan (o a socios futuros que entren en la sociedad). Pero también se puede aplicar a cualquier proyecto. En ocasiones se eleva a notario para darle una validez legal en caso de conflicto entre los socios.
Porque sí, habrá conflicto en la mayoría de casos cuando tengas socios. Es ley de vida. Por eso es importante mantenerse firme en la creación de un pacto de socios. Es una forma de poner negro sobre blanco lo que cada uno espera del proyecto que se está emprendiendo. Y también una manera de evitar conflictos a futuro mirando el documento para aclarar conflictos que puedan surgir.
Imaginemos que se monta un proyecto con dos socios, uno se encarga de la dirección, las ventas y el marketing. El otro se encarga del desarrollo de software, de liderar el equipo técnico, y de desarrollar los productos de la compañía en función de los intereses del mercado detectados por el primer socio. Bien, en este ejemplo, si el socio que se encarga de la parte comercial y de marketing recibe tensiones constantes por parte del equipo técnico por no querer desarrollar funcionalidades en los productos, habrá conflicto. Y, cuidado, he puesto un ejemplo con un clásico conflicto bien típico. El que hay entre las personas que se dedican al marketing y las personas que se dedican a la producción.
Pues bien, en ese ejemplo y en cualquier caso de conflicto, la diferencia entre tener y no tener un pacto de socios es crucial. Sin pacto de socios el conflicto puede ir escalando y acabar afectando la empresa e incluso la relación personal entre socios. Con un pacto de socios todo se puede mirar en perspectiva. Decir, mira, hasta aquí hemos llegado. Si existen estas tensiones no podemos seguir como socios porque la empresa en su momento dijimos que debía funcionar de cierta forma que ahora no puede darse.
Y hablando de conflictos personales, pasemos al tema de la amistad y los socios. Agárrense que vienen curvas.
Clave 2: No te asocies com amigos (casi nunca)
Os lo digo de verdad, yo me he asociado con amigos y no es buena idea. Eso siempre que valores a esos amigos. Hay casos, muy extraños, en que dos amigos pueden montar una empresa y lograr que funcione. Pero lo habitual es que aunque tengas un muy buen amigo, tu compatibilidad en el trabajo no tenga porqué ser la misma que en la amistad.
Puede ser que tengas un buen amigo pero los dos seáis buenos en la misma disciplina empresarial. Y, por tanto, poco compatibles para montar un negocio que necesita varias patas para funcionar.
Y en caso de que, como yo, tengas muchos amigos informáticos aunque seas de marketing, cuidado. Cuidadito. De entrada parecerá que tienes la clave para montar una web o para desarrollar un negocio de venta de software o incluso de hardware con tu amigo. Pero hay que frenar y pensar.
Porque seguramente te unirá a esa persona que se dedica a la informática un montón de afinidades que compartís. Y posiblemente tu interés por la informática también os una, pero tú no eres informático, no lo olvides. Y él sí. Él (o ella, vaya) sabe de informática a nivel experto. Tú eres un mero espectador del código o de la gestión de sistemas informáticos, aunque te interese contemplar su mundo no perteneces a él.
¿A dónde voy con esta reflexión tan ida de olla? Pues al hecho de que una cosa es llevarse bien con un amigo o amiga y otra muy diferente poder trabajar a largo plazo con esta misma persona. Y en el ejemplo que os he puesto puede pasar al revés. Que la persona informática tenga interés en el marketing y los negocios pero no conozca realmente lo que significa trabajar día a día en marketing.
Y, creedme, parece fácil lo del marketing, pero no lo es en absoluto. Especialmente cuando te encuentras a lumbreras que piensan que el marketing es vender humo. No es así, si vendes humo en marketing tendrás una vida empresarial más corta que una canción de punk. Por cierto, en el álbum Dookie de Green Day, la banda de punk, la canción más larga dura 3 minutos y 53 segundos y se llama Longview. Ya tenéis el dato inútil del día, o no, vete a saber. Pero vaya, sigamos con el tema.
Clave 3: Si tus socios acaban siendo tus amigos, ten cuidado
A veces los amores surgen con el roce, o eso dicen. El tema es que aunque no quieras emprender con amigos, puede resultar que tus socios acaben siendo tus amigos. Esas cervezas después de trabajar 10 horas seguidas, ese viaje de negocios que acabó con un conciertazo de Metallica en Madrid, esa escapada con las parejas a una casa rural… Ya sabéis, la vida te va uniendo y, sin darse cuenta, hablas más con tu socio que con tus amigos del colegio.
Y eso pasa, muy habitualmente.
Entonces, ¿qué ocurre aquí? Pues si has seguido las claves que hemos lanzado hasta el momento, aunque pase lo inevitable, que es hacerte amigo de tu socio, ya tendrás un pacto de socio bien firmado en el momento de crear vuestro proyecto conjunto. Y eso os va a salvar la vida, porque cuando haya conflictos os podréis aclarar muy fácilmente con dicho documento que dejará claro por qué montasteis un proyecto juntos. Qué derechos y obligaciones teníais cada uno de vosotros en ese momento.
Pero hay algo inevitable llegados a este punto. Hayas montado un proyecto con un amigo o te hayas hecho amigo de un socio, si hay mal rollo te vas a comer con patatas el coste emocional de la discusión. Y eso puede pasarte factura.
Yo tengo dos anécdotas al respecto. La primera es cuando cerramos la plataforma de crowdfunding Projeggt, de la que fui CEO y fundador del 2011 al 2014. El dolor que me produjo cerrar mi primer proyecto como emprendedor me llevó a gestionar mal la ruptura con mis socios. Ellos tampoco se lucieron, pero da igual, el caso es que no lo hicimos bien y me ha costado años reconducir mi relación con ellos. De hecho con uno de los socios ya no tengo amistad.
La segunda anécdota es cuando decidí apartarme del proyecto The Artee Project, un interesante proyecto de camisetas coleccionables con arte impreso en ediciones limitadas. Pues bien, aunque tuve que marcharme del proyecto para centrarme en mi carrera como consultor de crowdfunding, eso me pasó factura. Es complicado decir que no, uno aprende con los años y hay personas que no aprenden nunca. El caso es que se me cayó un trozo de la barba y tuve que afeitarme del todo. Sí, no estoy bromeando, mi cuerpo me dijo que frenase un poco y que tuviese cuidado con mis emociones en cada decisión que tomase.
En ambos casos los socios no eran mis amigos, me hice amigo de ellos en el camino. Aunque en el caso de Projeggt tuve otros dos socios al inicio de la empresa y sí eran amigos antes de emprender conmigo. Pero eso ya es una historia para otro día. El caso es que incluso aunque no seas amigo antes de empezar un proyecto, el conflicto con socios que se han hecho amigos en el camino puede resultar complicado de gestionar.
Por eso la empatía es otro ingrediente interesante para evitar problemas. Y a ello vamos, a analizar la empatía como clave para la gestión de relaciones con socios.
Clave 4: Practica la empatía cada día y no des nada por supuesto
La empatia se define como la habilidad cognitiva, emocional o afectiva de ponerse en la situación emocional del otro. Es decir, de intentar sentir o pensar cómo se siente la otra persona en la situación que se está viviendo. La empatía, como ya podréis conocer, es una habilidad poco común en los tiempos que corren.
Por ejemplo, ¿habéis oído alguna vez eso de que los youtubers viven del cuento? Ese tipo de frases que generalizan y banalizan el trabajo de otras personas indican poca empatía. Yo, que llevo años en YouTube, sé lo complicado que resulta levantar un canal. Lo constante que hay que ser, la presión social que se recibe, lo que cuesta contestar los comentarios de los vídeos (muchos de ellos escritos sin educación ninguna). Yo, por supuesto, me puedo poner en el lugar de otros youtubers y pensar en lo que les cuesta estar gestionando su canal. Pero el resto de personas deberían hacer lo mismo.
Y no, no ocurre tanto como debería. La gente opina mucho pero empatiza poco en general. Claro que hay excepciones, y por esto estamos aquí hablando de empatía en la gestión de socios.
Cuando se tiene un problema en una empresa o en un proyecto con otras personas, hay que saber ponerse en el lugar de la otra persona. Pensar que quizás tenga un problema de motivación, problemas de salud, u otros problemas que no nos hayan contado. Para, de este modo, no perder nunca el respeto y el control de nuestras acciones.
Como decía mi abuela, que en paz descanse, dos no riñen si uno no quiere. Pues eso, con empatía seguramente se reducirían los conflictos entre socios de una forma abismal. Es importante dejar de suponer que el resto de personas que nos rodean están perfectamente equilibradas y saben lo que hacen. Porque eso nos sitúa en una posición defensiva que no ayudará en la gestión de las relaciones entre socios.
Por el contrario, si admitimos que no somos perfectos y que los otros socios pueden tener su parte de razón, empezaremos con buen pié a gestionar el conflicto y llegaremos, muy seguramente, a un acuerdo satisfactorio. Aún así, es posible que no podamos evitar que los socios de nuestro proyecto se marchen, o quizás que nosotros acabemos abandonando un proyecto. Vamos a hablar de ello.
Clave 5: Prepárate para lo obvio, te van a dejar, o lo vas a dejar
Nada dura para siempre, es un hecho. Y en la vida las motivaciones cambian, las personas evolucionan y los proyectos nacen y mueren. Por eso soy una persona casi obsesionada con la marca personal. Ya que la marca personal es la única que te acompaña durante toda tu vida. Y debido a ello considero que la inversión en marca personal siempre es la más inteligente, ya que es la que harás a más largo plazo en toda tu vida.
Dicho esto, ¿cómo podemos gestionar la pérdida de un socio o nuestro propia marcha de un proyecto? No es algo fácil, para nada. Y lo primero es estar preparados para ello. Si desde el primer día que empezamos a colaborar con alguien somos conscientes de que dicha colaboración acabará, seguramente tomaremos mejores decisiones para gestionar la relación de socios o colaboradores.
Sabremos escuchar al otro, atender a sus ideas para mejorar el proyecto y darle espacio aunque seamos nosotros, quizás, quienes hayamos creado el proyecto en el que se esté trabajando. La gente está más motivada cuando se siente parte de algo, y para sentirse parte de algo hay que tener libertad para aportar, para crear y para modificar lo que no nos agrade.
Dicho esto, ni así lograremos que las relaciones entre socios duren para siempre. Vaya, siempre hay excepciones, pero lo habitual es que las personas llegue un momento que se separen. Y, llegados a ese punto, lo que importa es que se mantenga la relación personal que se haya construido y el proyecto siga adelante, o se acabe también, eso dependerá de cada circunstancia.
Pero hay una palabra que, por encima de muchas, marca la historia de un proyecto, dure lo que dure. Y dicha palabra es el compromiso, vamos a hablar de ella.
Clave 6: Una cuestión de compromiso
Si no eres quien dirige un proyecto en el que participas, intenta mantener tu compromiso y avisar si pierdes interés. Es importante. No únicamente por el proyecto, también para poder proteger tu imagen como profesional. Ojo, aquí no estamos hablando de aceptar de buena gana todo lo que te diga tu socio, o tus socios si son varios. Para nada. Hablamos de comprometerte con los proyectos en los que participas.
El compromiso es, por ejemplo, saber mantener un esfuerzo constante en el tiempo en la dedicación que inviertes en un proyecto. No empezar a tope y dejarlo en la primera complicación que surge. Esto, aunque os parezca mentira, es tristemente más habitual de lo que parece.
Así que al plantearte montar algo con socios, intenta saber algo de su vida antes de embarcarte en la aventura. Conoce si es una persona comprometida o no, si es capaz de mantener amistades, si tiene pareja o si tiene una afición mantenida durante años. El compromiso va muy ligado a valores como la constancia. Hay personas que no son capaces de ser constantes en lo que se proponen, y eso puede ser un indicador de su falta de compromiso. La falta de compromiso con los objetivos de uno mismo es una mala señal.
Digamos que sería una luz ámbar o roja el encontrarte que una persona con la que quieres colaborar no ha durado ni 3 meses en ningún proyecto en el que ha estado anteriormente. En ese sentido, darte una vuelta por LinkedIn te podrá ayudar a investigar un poco los perfiles de las personas con las que pienses asociarte.
Ojo, tampoco quiero que entréis en el terreno de la paranoia, pero es importante conocerse antes de asociarte. ¿O no decían también eso del matrimonio? Pues eso.
Pero sigamos adelante, con la última clave. Cuando estés dirigiendo un proyecto, o incluso si no lo diriges, es importante ser consciente de las implicaciones de nuestros actos. Vamos a verlo.
Clave 7: Aprender a dar ejemplo
Si diriges un proyecto, piensa que estás dando ejemplo constantemente, lo quieras o no. La gente va a sentirse motivada si eres el primero que lo está. Y, por el contrario, si estás con los ánimos bajos es posible que contagies a tus socios. Así que ten presente esta cuestión al dirigir un proyecto.
Pero también podemos encontrarnos igual si no diriges el proyecto. ¿Habéis oído hablar de las personas tóxicas? ¿Aquellas que únicamente ven lo negativo en todo y te restan energías? Pues bien, no seáis de ese tipo de personas, por favor. Si tenéis un problema, habladlo, pero con el enfoque adecuado. Intentando no trasladar algo personal al terreno profesional en el que se comparte escenario con colaboradores o socios.
Hay que ser consciente de los efectos que tienen nuestras acciones en todo momento. Es el primer paso para poder actuar de la mejor manera posible en cada situación. E intentar mantener lejos las malas energías en un proyecto.
¿Qué opináis de todo lo que hemos hablado en el episodio de hoy?
Como siempre, os leo en los comentarios de YouTube y en los mensajes que me enviéis a través del formulario de mi web. Y, por supuesto, recordad que en vanacco.com (con v y dos c) encontraréis cursos y la mejor información fresca para lanzar vuestros proyectos. Nos vemos el próximo lunes a las 11:11 horas.
Saludos y ¡felices lanzamientos!
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