No creo que vaya a descubriros nada nuevo si os digo que soy un defensor del crowdfunding como herramienta para cocrear proyectos y empoderar a las personas. Por eso no deja de sorprenderme el alarmismo sin fundamento que en ocasiones observo en diversos medios de comunicación.
¿El crowdfunding es bueno?, ¿el crowdfunding es malo?, pues ni una cosa ni la otra como veremos en este artículo.
El caso de The Coolest Cooler: mala gestión pero…
No entiendo el sensacionalimo de algunos medios, parece que le tengan ganas al crowdfunding. Vamos a ver, por ejemplo, este artículo de The Next Web hablando sobre The Coolest Cooler destila poca objetividad cuando concluye que con este caso estamos ante «otro» gran fracaso en Kickstarter.
¿«Otro» gran fracaso, de verdad? Es cierto que los creadores de The Coolest Cooler no han entregado el 100% de sus recompensas y han cometido el gravísimo error de vender su nevera multifunción en Amazon sin antes haber satisfecho a todos sus mecenas, pero eso es un error de gestión del equipo de The Coolest Cooler y no de Kickstarter.
Kickstarter hace bien su trabajo como podremos ver a continuación, pero no se puede augurar el futuro y si a pesar de haber hecho los números correctamente salen imprevistos, es lógico que los proyectos se enfrenten a problemas. Otra cosa es que ante los problemas se tomen mejores o peores decisiones.
En cualquier caso, tras su primer fracaso y su posterior gran éxito en campaña, la decisión de vender en Amazon sin haber entregado todas las recompensas no fue la mejor idea. Aunque fuese para obtener recursos y poder fabricar las recompensas pendientes no era una buena opción por que cualquier mecenas podía sentirse estafado o molesto. Y así ocurrió.
Pero… tengo una pregunta…
¿Por qué no se habla de cuando Kickstarter evita una mala gestión?
Ya denuncié en el apartado de alertas el crowdfunding de SKARP, anulado por la plataforma Kickstarter cuando habían superado los 4 millones de dólares recaudados. Los creadores de esta máquina de afeitar con tecnología láser no supieron convencer a sus mecenas de que serían capaces de fabricar el producto.
Y Kickstarter anuló la campaña, probando que cuando un proyecto no cumple con sus requisitos son implacables. Esto es buena gestión por parte de la plataforma y no mala. ¿O es que deberíamos hablar de «otros» fracasos? ¿como cúales? No nos engañemos los casos como The Coolest Cooler son minoritarios y el trabajo de filtrado de Kickstarter suficientemente bueno.
El caso de Zano: desastre total pero…
En este artículo de Medium se explica, si tenéis paciencia en leerlo de arriba a abajo, todo lo acontecido desde que Zano recaudó más de 2,3 millones de libras esterlinas en Kickstarter hasta que se anunció que la empresa entraba en suspensión de pagos y no habría recompensas para entregar a los mecenas.
De nuevo volvemos al sensacionalismo que destila el artículo desde el inicio con su título, “Cómo ZANO recaudó millones en Kickstarter y dejó a la mayoría de sus mecenas sin nada”. Lo que está claro es que los creadores se dejaron la piel en el intento como demuestra esta actualización pública del proyecto y el gráfico de reparto de costes que tuvieron que asumir.
Es curioso que aunque el artículo es muy detallado no se asume que el creador hizo todo lo posible por alcanzar sus compromisos. También considero que se hace poca mención al problema de los objetivos ampliados conseguidos en la campaña, que complicaron el producto con extras que luego fueron muy complejos de llevar a cabo.
Pero… en cualquier caso, vuelvo a tener una pregunta…
¿Por qué no se habla de cuando se consiguen éxitos año tras año?
Si hablamos de profesionalidad en periodismo uno espera que se contrasten los artículos y no únicamente se nos muestre una parte de la realidad. ¿Por qué entonces no se habla de casos como Pebble o Foldio que han lanzado más de una campaña con éxito demostrando solidez y solvencia año tras año en la misma plataforma y con crowdfunding?
No sé, tampoco pido tanto, un paragrafito nada más. Unas tres o cuatro líneas explicando como Pebble lleva 3 campañas de éxito sin fallar en las entregas y validando tres modelos diferentes de reloj inteligente desde el 2012 y hasta el 2016. Si hay «grandes» fracasos también es cierto que hay «grandes» éxitos. ¿No estará la «verdad» en medio de ambas realidades? No sé, digo yo…
El caso de OUYA: se retrasaron en las entregas pero…
Este caso es, sin duda, mi preferido en cuanto a alarmismo se refiere. OUYA recaudó más de 8,5 millones de dólares en Kickstarter en el año 2013. Un año después, como es habitual empezaron los rumores que auguraban la muerte de la consola y atemorizaban a los mecenas.
Que si OUYA se retrasa, que si OUYA no se entrega, pero… sí, ya sé que lo sabéis, tengo una pregunta…
Al final se entregaron las recompensas, ¿verdad?
Tras darla por muerta y ver que en 2015 la empresa no sólo había entregado las recompensas sino que iba a ser comprada por Razer, una compañía que comercializa productos para gamers, es curioso como algunos medios siguen dando por muerta a la consola y otros, como Forbes, son críticos con el hecho de que los mecenas no han recibido beneficios por dicha venta.
Pero ¿de verdad los mecenas que precompraron la consola y recibieron su recompensa deberían tener beneficios por la venta de la compañía? Es lo mismo que pensar que como he comprado productos de Apple si en el futuro Google comprase a la multinacional de la manzana yo debería obtener beneficios, ¿verdad? ¿No creéis que es un poco ridículo el argumento?
¿En qué quedamos? ¿está OUYA muerta o viva? ¿el crowdfunding es un sistema que no funciona o que funciona? ¿debemos huir del crowdfunding despavoridos o correr hacia sus brazos para cocrear lo que queremos tener en nuestras manos? Como siempre la respuesta es relativa. Todo depende.
¿De qué depende?
Depende del planteamiento de la campaña, de la plataforma y sus filtros de calidad y de muchos otros factores. En primer lugar, dichos factores harán que una apuesta por parte de un mecenas pueda ser más o menos segura. Siempre considerando que en la gran mayoría de los casos habrá entrega de recompensas como demuestran las estadísticas de la propia Kickstarter.
Destaco 3 factores a tener en cuenta en el momento de decidir si aportar o no a una campaña.
Experiencia contrastada
Si una empresa de productos de papelería de diseño sostenible presenta un proyecto para crear unos cuadernos para zurdos, ¿no creéis que ya tendrán suficiente experiencia para que el proceso de producción sea correcto? Es el caso de los Zuadernos de Imborrable creados en Verkami. Una apuesta segura para más de 600 mecenas.
¿Cuántas campañas llevas?
Los creadores reincidentes son aquellos que ya han lanzado más de una campaña. Antes hablaba de Pebble o Foldio pero hay muchísimos más. Un ejemplo es el de los creadores del reloj inteligente para niños DokiWatch. Tras su éxito en Kickstarter siguieron recaudando en Indiegogo.
¿Donde está publicada la campaña?
Antes he hablado de los criterios de selección de proyectos y control de calidad de los mismos que hace Kickstarter. La plataforma norteamericana es muy exhaustiva controlando la calidad, al igual que lo es Verkami en Europa. Pero hay plataformas que tienen criterios de aceptación de proyectos mucho más laxos. Y eso comporta mayor riesgo de fraude o fallos en la campaña. También hay campañas que se realizan en la propia página web del creador y tienen mucha credibilidad como es el caso de Star Citizen.
Recuerda
- Los proyectos de crowdfunding pueden fallar en las entregas.
- Pero también pueden cumplir y en Kickstarter el 91% lo hacen.
- Los proyectos de crowdfunding pueden tener retrasos.
- Pero también pueden ser puntuales y en Kickstarter el 65% lo son.
- Por cada caso de «fraude» encontrarás varios no fraudulentos.
- La plataforma puede aplicar filtros de calidad y algunas lo hacen muy bien.
- La trayectoria del creador de la campaña puede darte pistas de su credibilidad.
Imagen de portada por Chris Piascik
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