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Bienvenidos y bienvenidas a Lanza tu proyecto, el podcast donde aprendemos todo lo necesario para lanzar nuestros proyectos. Desde herramientas de marketing a diferentes estrategias de negocio.
En este episodio hablamos de los problemas con socios al lanzar un proyecto, un tema que, desgraciadamente, suele afectar a todas las personas que han emprendido o están emprendiendo un proyecto. Queda muy bien citar frases como “si quieres llegar lejos mejor ir acompañado” pero se habla demasiado poco de los problemas que surgen entre personas al lanzar proyectos. Sea en el sino de una empresa si hablamos de lanzar proyectos empresariales o sea en un proyecto emprendedor que nace desde cero. Siempre es habitual que surjan problemas entre socios al enfrentarse a un lanzamiento. Y hoy vamos a hablar de todo ello.
Empezaré por una anécdota personal, como viene siendo habitual. Anécdota que, como veréis va a enlazar con el principal ejemplo que os voy a relatar en este episodio del podcast. Cuando me rondaba por la cabeza dejar mi trabajo fijo en Mediaset, empresa en la que estuve 9 años tras finalizar mi carrera, hubieron varias personas que me ayudaron a tomar la decisión definitiva. Aunque sin mi voluntad y convicción no hubiera dejado un trabajo seguro y con proyección, eso hay que dejarlo claro. Pues bien, resulta que una de esas personas acabó siendo mi primer socio como emprendedor. Un amigo de años y con un perfil técnico de sistemas que yo consideré estratégico para el negocio. Pero tras los primeros meses de trabajo, empezaron los problemas con socios. Vamos a verlo.
Problemas con socios por no ir a la misma velocidad
Uno puede llevarse muy bien con un amigo, pero eso no significa que uno sea compatible con dicho amigo en el trabajo. Esto ya lo sabemos desde que vamos al colegio, una cosa es la hora del patio y otra muy diferente el trabajo en equipo para una determinada asignatura. Aquella persona con la que disfrutamos jugando puede no ser la mejor para hacer un trabajo en grupo. ¿Verdad? Pues bien, aunque eso lo tenemos claro, resulta que al emprender mucha gente recurre a los amigos para montar un negocio. Incluso en ocasiones se recurre a la familia. Y eso en ocasiones funciona y en ocasiones no.
Pero al margen de consideraciones sobre asociarse con un amigo o familiar, vayamos a la esencia de este primer punto de roce que podemos tener con un socio. Estoy hablando del trabajo a distintas velocidades. Lo que para una persona es trabajar a un ritmo normal para otra persona puede ser una salvajada. Y al revés. Hay gente que trabaja mejor por la tarde y gente cuyo ritmo es mucho mejor por la mañana. También hay personas que al emprender dedican el fin de semana a trabajar y hay personas que necesitan desconectar para poder seguir trabajando a buen ritmo durante la semana. ¿Y qué ocurre habitualmente? Pues que no siempre trabajaremos igual que las personas con las que nos asociamos. Y eso puede generar problemas con socios.
Es decir, esto genera roces de forma inevitable. Habrá tensiones si un socio trabaja todos los fines de semana pero luego se va cada mañana al gimnasio de lunes a viernes, y otras personas asociadas con el mismo prefieren hacer deporte el fin de semana y trabajar fuerte de lunes a viernes por la mañana. Es verdad que hoy en día podemos organizarnos bien con herramientas de productividad como Asana, Slack o Teams, para adaptarnos al ritmo de cada uno. Pero eso no va a evitar que haya problemas con socios si no hay una adaptación al ritmo de trabajo de cada persona.
Luego está el tema de la productividad. Hay gente que es capaz de generar más resultados dedicando el mismo tiempo que otras al trabajo. Es algo inevitable. Eso no significa que sean mejores en su trabajo, pero sí que son capaces de hacerlo más rápidamente que otras. Y a eso hay que añadirle que normalmente en una sociedad cada persona trabaja en áreas diferentes. Vamos a verlo con un ejemplo, el mío propio.
Cuando empezamos a trabajar en el desarrollo de la plataforma de crowdfunding que fundé con el socio que os he comentado antes, mi trabajo era el área de negocio y el suyo el área tecnológica. Eso significa que, por ejemplo, yo debía dedicarme al marketing y el área comercial, además de al planteamiento de la estrategia del negocio. Por su parte, mi socio se iba a encargar de la estrategia del área tecnológica y al desarrollo de la plataforma. Pues bien, uno de los retos que tuvimos que enfrentar es que el desarrollo de la plataforma lo acabamos externalizando a terceros. Y eso nos complicó el ritmo de trabajo. De poco servía que yo trajese proyectos de clientes para lanzarse en la plataforma si el desarrollo tardaba más de lo previsto. O si, por ejemplo, había muchos proyectos en la plataforma pero no se desarrollaban soluciones para los problemas de los mismos.
Imaginad por un momento lo que significa lanzar una plataforma que da servicio a proyectos. Como lo fue nuestra plataforma de crowdfunding. La gente pide y compara constantemente tu plataforma con otras alternativas. Y hay que estar atento a lo que se pide y dar la cara frente a los clientes. En ocasiones lo que piden los clientes no es necesario desarrollarlo a corto plazo pero sí tenerlo en la hoja de ruta. Pero hay veces que lo que piden los clientes es urgente y requiere un desarrollo a corto plazo. Es en esos escenarios en los que los problemas con socios pueden surgir. Si la parte de atención al cliente traslada las exigencias del mercado y la parte que desarrolla la plataforma no puede cubrir esas necesidades en poco tiempo, va a haber problemas.
Problemas con socios por no compartir la visión
Hay gente que emprende como hobby, no para dedicarse a tiempo completo. Es respetable y además puede ser bueno para esas personas. No es necesario que todo el mundo se deje la piel emprendiendo. Es más, puede ser hasta aconsejable picotear del mundo emprendedor sin tirarse de cabeza al mismo, quemando todas las naves. El problema viene cuando se asocian dos personas que tienen visiones diferentes sobre emprender un negocio o lanzar un proyecto en general. Si se junta una visión de darlo todo por el proyecto con otra que pretende dedicarse al mismo en sus horas libres, se está empezando con mal pie la relación entre socios. Y eso es algo que el tiempo no suele mejorar, al contrario, cuando no se comparte la visión de negocio lo más habitual es que los socios se acaben separando.
Pero no sólo puede haber problemas con socios por no compartir la visión del negocio, puede ser un problema también no compartir la visión de la vida. Puede que para la mayoría de personas el trabajo no sea un fin, más bien un medio para conseguir lo que quieren. Pero no todo el mundo piensa de la misma forma. Además, hay personas para las cuales el trabajo es parte fundamental de su vida, y otras para las cuales simplemente es una forma de sustentar sus hobbies, pasiones o estilo de vida. El problema con socios viene cuando hay incompatibilidad en esa visión de la vida. Si una persona tiene una visión de la vida en la que el trabajo es un simple medio, y para otra es más que eso, seguro que habrá roces en gran parte de su camino como socios.
Adicionalmente, si no hay problemas con socios al inicio de una relación entre los mismos, puede ser que estos problemas aparezcan con los años. Cada persona tiene una visión sobre la vida diferente y personal. Imaginemos, por ejemplo, que un socio desea tener hijos y otro no. En ese contexto es posible que el socio con hijos decida dedicar menos tiempo al trabajo en fines de semana, o incluso que necesite empezar a trabajar más tarde o dejar de trabajar antes para recoger a los hijos del colegio. Todos esos pequeños detalles pueden convertirse en problemas con socios si se van acumulando día tras día.
Problemas con socios por no tener claras las funciones
Seguro que habéis leído en muchas ocasiones que hay que firmar un pacto de socios cuando uno empieza un proyecto. Pues bien, no es broma, es algo muy aconsejable. ¿Por qué? Pues porque como dice el refranero popular, las palabras se las lleva el viento. Es obvio que cuando uno empieza una sociedad no dice (y seguramente tampoco piensa) que vaya a haber problemas con socios. Pero luego surgen como setas en la mayoría de proyectos. Y para evitar que los conflictos pasen a mayores es interesante firmar un pacto de socios al principio de cualquier proyecto.
¿Y qué es un pacto de socios? Pues un documento en el que se dejan claras las funciones de cada persona para que luego no haya problemas con socios. Cuanto más detallado sea el documento, mejor. Dejando claro qué debe hacer cada uno, sus obligaciones, pero también qué derechos tiene cada persona que sea socia del proyecto. De este modo se evitan malos entendidos a futuro. El típico, tú me dijiste que, o yo pensaba que. Hay que evitar dejar poco claras aquellas actividades que sean estratégicas para el buen funcionamiento del proyecto. Si una persona debe encargarse de la parte comercial de un proyecto, y eso incluye un objetivo de ventas mensual, debería concretarse en el pacto de socios.
Además de estos detalles, un pacto de socios debería dejar claro cómo se reparte el capital social de la empresa, si se van a repartir dividendos o cómo se plantea la salida de los socios si llegado el momento una de las partes decide dejar el proyecto. La explicación detallada de cómo sería el proceso de salida de uno de los socios es fundamental para evitar problemas con socios en estas situaciones tan delicadas. Pensemos que luego, llegado el momento, uno debe enfrentarse a una situación emocionalmente delicada. Cuando un socio abandona un proyecto se genera una situación complicada tanto para quien se queda como quien marcha del proyecto. Y un pacto de socios puede evitar malos entendidos en estas situaciones tan delicadas y que se generen los temidos problemas con socios.
Resumen de los principales problemas con socios
Vamos llegando al final del episodio. Pero antes de seguir os recuerdo que espero vuestros comentarios, en los episodios dentro de vanacco.com o en cualquiera de las plataformas en las que podéis escuchar el podcast. Ahora vamos a resumir los principales problemas con socios que podemos encontrarnos en un proyecto en cuatro grandes bloques. Así, ordenaditos, para que los tengáis identificados y los evitéis a toda costa.
El primer grupo de problemas son los conflictos económicos. Sea por el reparto de dividendos, de las acciones o participaciones o por la decisión de cómo se fijan los salarios. Este tipo de problema suele mezclarse con otros. Por ejemplo, puede ser que una persona tenga un conflicto con otra por la dedicación al proyecto en fines de semana, pero saque a relucir que no se siente bien pagada por su dedicación al proyecto para mostrar su descontento o hacerlo evidente.
En segundo lugar tenemos los conflictos de poder. Aquí encontramos problemas con socios fruto de no haber definido bien qué hace cada parte. Suelen surgir por no tener un pacto de socios bien definido o por el hecho de que una de las partes tiene tendencia a controlar demasiado las áreas que no le tocan. Este tipo de conflictos los he vivido en persona en proyectos en los cuales no he sido el CEO, que, afortunadamente, han sido pocos a lo largo de mi trayectoria profesional. El motivo es que hay personas que no saben dirigir un proyecto sin meter las narices en todo lo que hacen sus socios, empleados y colaboradores. Y eso suele ser un grave problema para la convivencia entre socios.
Seguimos con los problemas de visión, no la vista cansada que es lo que tengo yo con 46 años, más bien hablamos de problemas en cómo cada persona vé el negocio, la vida o un problema al que se enfrenta la empresa. Ya hemos hablado de este tipo de problemas en el episodio y son un clásico. Si no vemos el futuro de la empresa de la misma forma, o la dedicación que aportamos al proyecto no es la misma por no compartir la visión de negocio, seguro que vamos a tener conflictos de forma habitual con nuestros socios.
Acabamos con los problemas por afinidad personal no acompañada con la profesional. Es decir, uno puede tener un buen amigo, un familiar con el que comparte una relación fantástica, o incluso una pareja con la que vive felizmente. Pero eso no significa que esa persona vaya a ser un buen socio para un proyecto. Parece mentira que ocurra, pero ocurre. Y que conste que os lo dice una persona cuyos padres llevan emprendiendo juntos negocios toda la vida. Sin problemas y 100% alineados. ¿Pero eso significa que yo podría emprender con mi mujer o mi mejor amigo? Pues no lo sé, ya que de momento no lo he intentado. Prefiero no arriesgarme a tener un problema con ellos. Aunque quizás algún día lo pruebe, quien sabe, os lo contaré seguro cuando tenga la experiencia.
Y así llegamos al final de este episodio, ¡14 episodios que llevamos ya! Gracias, por estar ahí, al otro lado del micro. Como siempre, os leo en los comentarios de YouTube y en los mensajes que me enviéis a través del formulario de mi web. Y, por supuesto, recordad que en vanacco.com (con v y dos c) encontraréis cursos y la mejor información fresca para lanzar vuestros proyectos. Nos vemos el próximo lunes a las 11:11 horas o un poquito antes, nunca se sabe.
Saludos y ¡felices lanzamientos!
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