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Bienvenidos y bienvenidas a Lanza tu proyecto, el podcast donde aprendemos todo lo necesario para lanzar nuestros proyectos. Desde herramientas de marketing a diferentes estrategias de negocio.
En este episodio hablamos de la importancia de decir que no al gestionar proyectos. Un tema que os aseguro que os va a interesar. Especialmente a aquellos que llevéis poco tiempo emprendiendo y os apuntéis a cada evento que se hace, a cada seminario online, a cada reunión de networking, y digáis que sí a todos los clientes que os vengan a picar a la puerta, aunque paguen poco. ¿Os suena? Pues bien, hoy vamos a aprender la importancia de decir que no para liberar tu tiempo y mejorar proyectos y lanzamientos.
Aprendí tarde a decir que no, pero no demasiado tarde. Cuando uno emprende se pone a prueba, de eso no hay duda, y en mis primeros años como consultor de crowdfunding me apuntaba a un bombardeo. Eventos, consultorías de prueba, negociación de precios en mis servicios, hacía de todo para facturar. Pero con el tiempo aprendí que no se trataba de facturar, se trataba de cómo facturar. No importa si facturas miles de euros, decenas de miles o cientos de miles de ellos, lo importante es si tu jornada es productiva y está equilibrada. Y para lograrlo sólo se puede ir por el camino del no.
Aprendí a decir que no a reuniones para conocerme que, de forma encubierta, se convertían en asesoramiento gratuito. Aprendí a decir que no a eventos en los que no podía obtener más que un alimento para mi ego. Comprendí que el camino era decir que no a los clientes tóxicos, que de esos hay muchos. Así como a decir que no a los descuentos en mis precios o el cambio de mis condiciones de trabajo. Es mi servicio y yo pongo las condiciones, soy como un bar con derecho de admisión. Comprender esto me dió la vida, y me permitió ser mucho más productivo, pudiendo liberar tiempo para mi hijo, mi mujer, mis amigos y para mí mismo.
Porque hoy hablamos de eso, decir que no implica decir que sí a muchas cosas. Si dices que no a reunirte a partir de las 7 de la tarde, tienes tiempo para hacer la cena y estar con tu hijo. ¿Se entiende? Si dices que no a ir a un evento de empresas, puedes concentrarte en crear contenido y conseguir clientes directos a través de redes sociales. Todo tiene su contrapartida y hoy veremos que decir que no, en ocasiones, es mucho más productivo que decir que sí. Que aceptarlo todo. Que no dejar escapar oportunidades que, en realidad, deberías dejar pasar de largo.
El sí como síntoma de conformidad
Decir que sí a todo es muestra de ser conformista o de no tener suficiente carácter. Siento ser tan claro al respecto. Pero al margen de calificativos lo que está claro es que decir que sí a todo a nivel profesional no te va a dar demasiadas alegrías. Todo lo contrario. Una persona de mi entorno cercano tenía una jefa que no sabía decir que no. Y era un drama.
Un drama porque, aceptando todo lo que decían los clientes ponía a su equipo en serios compromisos. Por ejemplo, teniendo que apretar a los proveedores para que bajaran unas tarifas ya de por sí muy bajas. O haciendo que sus empleados tuvieran que trabajar en fin de semana o hasta altas horas de la noche para hacer frente a plazos de entrega casi imposibles. En definitiva, por decir que sí a los clientes siempre lo que ocasionaba era un problema grave en su propia empresa. ¿Tiene algún sentido? Pues la verdad es que, analizado fríamente, no tiene demasiado.
Parece que diciendo que no uno puede estar dejando escapar oportunidades. Pero es que esta manía de aprovechar todas las oportunidades que se te presentan es algo enfermizo. No, no todas las oportunidades que se te presentan valen la pena. Cuando hablamos de elegir amistades todos parecemos tenerlo claro, yo no me hago amigo de cualquier tipo de persona. Pero si hablamos de clientes parece que tenemos que aceptar cualquier oportunidad, aunque sea para estresarnos, pagarnos mal o incluso desgastarnos a nivel emocional.
Y es al contrario, el sí conformista es un enemigo de la salud mental, la productividad y hasta de los negocios sanos. Si nos acostumbramos a decir que sí a todo, automáticamente estaremos dejando que la veleta del destino controle nuestro negocio. Y creer en el destino no está mal, pero mantener el timón en tus manos también es importante. Además, gestionar un negocio es tomar decisiones, y cuando uno tiene que hacer frente a una oportunidad siempre tiene dos opciones, decir que sí a la oportunidad o decir que no a la misma.
Decir siempre que sí equivale a no controlar tu agenda
El control de la agenda de una persona emprendedora o empresaria, por ejemplo, es imposible si decimos que sí a todo. ¿Acaso no os habéis encontrado con negativas al intentar reuniros con alguien o presentarle vuestro proyecto? Pues bien, esa persona que os haya dicho que no tiene algo que se llama criterio. Criterio propio para priorizar, para decidir lo que es mejor para su negocio o su profesión y, por tanto, criterio para decir que no siempre que lo considere necesario.
El problema con no controlar tu agenda es que no puedes ser productivo, es imposible sin tener control de tu jornada. Imaginemos que uno tiene un objetivo de publicar un episodio de podcast a la semana, dos vídeos en YouTube a la semana, y dos clases online en su academia online. Bueno, no imaginemos tanto que es parte del contenido que genero yo cada semana. Pues bien, si uno dice que sí a todo lo que va a producir es que sea imposible planificar su agenda semana a semana. Haciendo también imposible que se pueda generar el contenido citado, que formaría parte de su plan de comunicación.
Pero es que la cosa es todavía más grave cuando vamos al terreno personal. Decir que sí a todo, por ejemplo, puede hacer que no tengas tiempo para tu familia, amigos o seres queridos en general. O inclusive que no tengas tiempo para tu propio descanso, generando un estado de ánimo muy negativo para la productividad y, desde luego, para lanzar proyectos en plenitud de condiciones. Si no decimos que no, no podremos controlar la buena salud de nuestro proyecto y nuestra salud mental tampoco.
El sí como enemigo del posicionamiento en precios
Pero vamos más allá, a temas de marketing. ¿Qué me decís de los descuentos o las ofertas que te hacen los clientes para reducirte el precio? Eso pasa mucho en el sector de servicios. Bueno, depende de qué servicios hablemos. Si hablamos de ir a la peluquería nadie regatea, pero cuando es para que te hagan una consultoría de marketing hay gente que sí regatea. Y mucho. Pues bien, en ese contexto, no saber decir que no te va a destrozar el posicionamiento de precios.
Si empiezas a aceptar negociaciones de tu precio estás yendo por mal camino. El precio de un producto o servicio lo pone quien lo ofrece. Luego el mercado es libre de aceptar ese precio o no hacerlo. Si no lo hace, el producto o servicio no se vende. Pero si es aceptado, como mínimo por una parte relevante del mercado, entonces el producto o servicio es aceptado por el mercado y puede seguir sirviéndose. Es lo que llamamos la ley de la oferta y de la demanda.
Pero, claro, como os decía, hay gente que parece una veleta cuando se trata de vender. Si alguien le quiere negociar el precio, entran al trapo sin dudarlo. Pero, atención, que también hay sectores y sectores. En ciertos sectores es habitual negociar los precios. Por ejemplo, cuando trabajaba en Mediaset me acostumbré a negociar el precio de la publicidad que vendía a mis clientes, mes a mes. Pero aquí hablamos de decir que sí a todo, hay un momento en toda negociación en que uno debe decidir plantarse. Ahí es cuando dice que no. Un negociador que nunca dice que no es un mal negociador.
Para ser un buen negociador, proteger precios y tener negocios sostenibles, es necesario saber decir que no. Saber plantarse. Saber, inclusive, si es posible, ni siquiera entrar en negociaciones de precio. El precio, idealmente, se fija y no se toca. En todo caso se sube año tras año para compensar la subida del IPC. Pero de bajarse nada de nada.
El no como aliado del timeblocking
Y así llegamos a la gestión del tiempo por bloques. El timeblocking es un sistema que promueve la productividad en las jornadas de cualquier profesional. Simplemente, como ya hemos comentado en alguna ocasión, consiste en organizar la jornada asignando bloques de tiempo a cada tarea. Si, siguiendo con el ejemplo de la creación de contenido, tenemos claro que nuestras mañana son para crear contenido, deberemos decir que no a cualquier reunión que se nos proponga por las mañanas.
Del mismo modo, si a la tarde, a partir de las 18:00 horas, tenemos que realizar tareas domésticas, tampoco vamos a aceptar reuniones a partir de dicha hora. Para cada profesional habrá una planificación determinada, pero lo que está claro es que empezar a decir que sí a todo va a destrozar cualquier planificación. Por eso es que el no es un gran aliado del timeblocking. Y de poco sirve buscar sistemas de productividad si luego no podemos aplicarlos por estar cambiando de planes en función de lo que los clientes nos vayan diciendo en cada momento.
Y, cuidado, que lo que vale para el cliente externo también vale para el cliente interno. Es decir, los jefes por ejemplo. A un jefe, por defecto, se le suele decir que sí. Pero eso es un error si queremos hacernos respetar y ser un activo de valor para la empresa y para el propio jefe en cuestión. En ocasiones deberemos decirle que no al jefe. Y ya no hablo de decir que no a trabajar el fin de semana, que también, hablo incluso de tener que decirle que no a las urgencias y tareas que el jefe quiere que pasen por delante de lo que estemos haciendo.
Volvemos al tema del criterio propio. Decir no es sinónimo de productividad. O, como mínimo, no decir que sí a todo lo es.
El no como sinónimo de productividad
Diciendo que no será posible que nos concentremos en lo que debemos hacer en cada momento. Diciendo que no lograremos cumplir el plan y llegar a tiempo a entregar nuestras tareas. Diciendo que no es como lograremos tener una salud mental y cierta holgura para nuestros planes familiares o personales. Diciendo que no, en definitiva, seremos más felices a nivel personal y más productivos a nivel profesional. Por eso hay que saber decir que no, ya que la importancia de decir que no al lanzar un proyecto es total.
El no como sinónimo de productividad es algo que debemos tener escrito a fuego. Sin saber decir que no será prácticamente seguro que nuestros proyectos van a resentirse y seguro que nuestra vida personal también lo hará. Porque, como ya sabéis, en este podcast defendemos que hay una relación directa entre la vida personal y la profesional. Es prácticamente imposible separar un rol del otro. Nuestro trabajo es saber decir que no para proteger el espacio de cada uno de estos roles. Hay tiempo para trabajar y tiempo personal, y debemos proteger ambos espacios.
Conclusiones, la importancia de decir que no al lanzar tu proyecto
Al lanzar un proyecto te vas a encontrar con retos. Retos como tener que decirle que no a un socio que te propone trabajar la mitad de horas para empezar otro proyecto. O quizás en ese escenario debas decir que sí para, a la vez, decirle que no a su continuidad en la empresa que compartís. Cada no implica un sí, y cada sí implica un no. Es lo que debemos entender, el concepto de coste de oportunidad. Cuando estamos diciendo que no a algo, inmediatamente decimos que sí a otra cosa.
La cuestión es decidir lo que es mejor para nuestro proyecto en cada escenario, y saber decir que no cuando sea necesario.
Y así llegamos al final del episodio. Pero antes de acabar me interesa saber lo que vosotros opináis de todo esto. Os animo a participar comentando el episodio del podcast o dejándome unas líneas en cualquier red social de las que uso habitualmente, que son todas, así que no tenéis excusa.
Como os acabo de decir y siempre os digo, os leo en los comentarios de YouTube y en los mensajes que me enviéis a través del formulario de mi web. Y, por supuesto, recordad que en vanacco.com (con v y dos c) encontraréis cursos y la mejor información fresca para lanzar vuestros proyectos. Nos vemos el próximo lunes a las 11:11 horas.
Saludos y ¡felices lanzamientos!
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