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Bienvenidos y bienvenidas a Lanza tu proyecto, el podcast donde aprendemos todo lo necesario para lanzar nuestros proyectos. Desde herramientas de marketing a diferentes estrategias de negocio.
En este episodio hablamos de tener éxito tras un fracaso como una forma de enfrentarse a los retos en nuestros proyectos. Fracasar es parte del camino de emprender y lanzar proyectos de todo tipo. Sea desde una empresa o como emprendedores, para poder tener éxito tras un fracaso es imprescindible saber fracasar. Y la mayoría de cursos, de gurús y de vídeos de YouTube nos hablan de cómo tener éxito, no de cómo levantarse tras un fracaso. Así que hoy vamos a poner el acento donde toca, en lo que más hacemos los humanos: en fracasar.
Como siempre os digo, quedaos conmigo, porque os voy a contar por qué para tener éxito tras un fracaso hay que saber, primero de todo, cómo fracasar y aprender por el camino. Sin mayor dilación, ¡vamos a por ello!
¿Sabéis qué hice el mes después de cerrar mi segundo proyecto como emprendedor? Irme a un evento a explicar los motivos del fracaso. Eso es asumir responsabilidades y aprender de los errores sin ego. Mi primer fracaso como emprendedor lo tuve muy joven, en la carrera universitaria. Allí montamos una empresa entre cuatro compañeros y nos dedicamos al diseño web en los últimos años de la década de los años 90. De estas dos experiencias aprendí que fracasar no hacía más que hacerte crecer, que era parte del camino para emprender.
Fijaos, en mi primer proyecto unos cuantos decidimos dejarlo para centrarnos en los estudios. Pero hubo uno del equipo que siguió con el proyecto y se puso a facturar una buena cantidad de dinero mientras estudiaba. Fue un proyecto en el que, a todas luces, fracasamos como equipo y hubo uno de nosotros que se quedó solo pero facturando. Pero el regusto amargo que dejó en nosotros el no seguir con el proyecto nos hizo madurar para no ser tan fáciles de vencer en la próxima ocasión.
En el segundo proyecto, tras facturar y haber emprendido con socios durante varios años, tuvimos que cerrar por falta de sostenibilidad económica. El proyecto facturaba pero no hacía viable que nos pusiéramos sueldo. A pesar de tener una ronda de inversión cercana a cerrar, vimos que ni esa opción nos iba a sacar de la situación complicada en la que estábamos. Pero, asimismo, supimos valorar que el proyecto había sido un éxito, era valorado por el mercado y simplemente no era sostenible por su modelo de negocio y la falta de inversión en sus inicios.
En definitiva, cada fracaso en mi carrera profesional me ha aportado mucho. Para aprender y mejorar como profesional y como persona en este camino de lanzar proyectos que se forja con el carácter emprendedor que muchos tenemos.
Y ahora, tras la anécdota de abuelo cebolleta, sin más, vamos a por el episodio de hoy.
Tener éxito tras un fracaso: cómo lanzar proyectos
Fracasar duele, pero también enseña. En el camino del emprendimiento, el fracaso no es el final, sino una estación de paso. De hecho, algunos de los proyectos más exitosos del panorama actual han nacido tras experiencias que no salieron como se esperaba. En este episodio vamos a desgranar cómo tener éxito tras un fracaso, analizando cómo diferentes culturas entienden el fracaso, qué podemos aprender de creadores que han lanzado proyectos tras un revés y cómo comunicar adecuadamente ese aprendizaje para convertirlo en impulso.
Fracasar no significa lo mismo en todas partes
El primer paso para transformar un fracaso en éxito es entender que el fracaso no siempre se percibe igual. En culturas como la estadounidense o la israelí, fracasar está casi normalizado dentro del proceso de innovación. En Silicon Valley, decir que una startup ha fracasado no es motivo de vergüenza, sino prueba de que se ha intentado algo nuevo. Incluso existe el famoso mantra: Fail fast, learn faster (Fracasa rápido, aprende más rápido).
Por el contrario, en muchas culturas europeas —y en particular en países mediterráneos como España o Italia— el fracaso aún se asocia al error personal o incluso al ridículo. Tener éxito tras un fracaso casi no se contempla como opción. Esta percepción cultural limita el margen de maniobra del emprendedor, haciéndole más reacio a tomar riesgos. Sin embargo, cada vez más iniciativas y comunidades emprendedoras están promoviendo una nueva narrativa: fracasar es aprender, y aprender es avanzar.
Aprender del fracaso: cómo relanzar con más fuerza
Fracasar en un lanzamiento no significa que la idea no sea buena. A menudo significa que el momento, el enfoque o la estrategia de comunicación no fueron los adecuados. Un ejemplo claro de esto es el caso de FLYTE, una marca sueca que en su primer proyecto de lámparas flotantes logró un éxito viral en Kickstarter… pero que también ha tenido campañas que no alcanzaron su objetivo. ¿Lo importante? Aprendieron a redefinir su propuesta, ajustaron presupuestos y mensajes, y lograron nuevos éxitos en campañas posteriores.
Lo mismo ocurre con Tempore Lux, una marca mallorquina de relojes automáticos. Tras campañas con resultados discretos o que no cumplieron expectativas iniciales, su fundador siguió apostando por el producto y la comunidad, lanzando nuevas campañas cada vez mejor construidas, con mejor diseño, comunicación más clara y objetivos más realistas. Hoy cuentan con una comunidad fiel y campañas exitosas.
También podemos mirar a Orangemonkie, que tras una primera campaña sin gran tracción, supo iterar su producto fotográfico (Foldio) hasta hacerlo cada vez más compacto, más útil y más deseado. Su perseverancia los ha llevado a consolidarse como una referencia en el sector de accesorios para fotografía de producto.
Estos proyectos muestran que tener éxito tras un fracaso no es una cuestión de suerte, sino de estrategia, análisis y determinación. Lo que los une es la voluntad de aprender activamente de cada paso en falso, ajustar el enfoque sin renunciar a la visión original y seguir creyendo en el valor de su propuesta.
Transformar el fracaso en aprendizaje compartido
Uno de los elementos más potentes del fracaso bien gestionado es su capacidad para generar aprendizajes no solo individuales, sino también colectivos. Cuando un equipo se enfrenta a un revés, la forma en que procesa ese momento puede marcar la diferencia entre la desmotivación y el crecimiento. Los proyectos que logran reconvertir el fracaso en una herramienta de mejora suelen estar respaldados por equipos que practican una cultura de la transparencia, del análisis abierto y del compromiso compartido.
En estos casos, el fracaso no se oculta ni se dramatiza, sino que se convierte en objeto de estudio: ¿qué salió mal?, ¿qué señales pasamos por alto?, ¿qué podemos hacer mejor la próxima vez? Esta actitud genera una cultura organizacional más resiliente, más humana y mejor preparada para navegar la incertidumbre. Además, fortalece los lazos internos, porque convierte la adversidad en una experiencia común que refuerza la cohesión del grupo.
El modo en que se comunica ese proceso hacia el exterior también es fundamental. Compartir con la comunidad los aprendizajes obtenidos, explicar con honestidad qué se intentó y por qué no funcionó, es una forma poderosa de construir confianza. En el ecosistema emprendedor, la transparencia genera empatía, y la empatía se traduce en apoyo. Muchos creadores que han vivido campañas fallidas han conseguido relanzar con más fuerza precisamente porque se ganaron el respeto de su comunidad al hablar sin miedo de sus errores.
Cuando se consigue integrar todo lo aprendido en la planificación de un nuevo lanzamiento, el resultado no es solo una versión mejorada del proyecto anterior, sino una versión más afinada del propio creador. Tener éxito tras un fracaso no es únicamente relanzar algo que antes no funcionó, sino hacerlo con una perspectiva nueva, más crítica, más precisa y más conectada con la realidad. Es aquí donde reside la auténtica evolución emprendedora.
El éxito tras el fracaso: más fuerte, consciente y real
No hay nada más poderoso que un proyecto que ha sido reconstruido desde sus cimientos tras haber caído. A menudo, ese tipo de éxito no solo es más sostenible, sino también más auténtico. Ya no se basa únicamente en la inspiración inicial o en el entusiasmo, sino en la experiencia, en la capacidad de adaptación y en el aprendizaje profundo.
Los emprendedores que han pasado por el fracaso suelen desarrollar una mentalidad más abierta, más estratégica y más resistente. Saben que los resultados no siempre dependen solo del esfuerzo, que el mercado puede ser imprevisible y que cada detalle cuenta. Pero también saben que siempre se puede volver a intentar. Y no solo volver a intentar: volver a hacerlo mejor.
Comprender el fracaso como parte de una narrativa más amplia permite a quienes emprenden enfrentarse al reto con mayor madurez. Y esa madurez es precisamente lo que convierte los nuevos intentos en oportunidades reales de éxito. Tener éxito tras un fracaso no es solo posible: es deseable. Porque es en ese tránsito, en esa transformación, donde se forjan los proyectos con alma, los equipos con visión y los emprendedores con propósito.
Conclusiones: el valor del camino emprendedor
Fracasar no es lo opuesto al éxito. Es, en muchos casos, la antesala inevitable de un logro más consciente, más afinado y más duradero. Como hemos visto a lo largo de este artículo, tener éxito tras un fracaso es algo más que una posibilidad: es una consecuencia directa de cómo elegimos mirar, interpretar y actuar tras los tropiezos. Cambiar la forma en la que entendemos el fracaso —tanto a nivel individual como cultural— nos permite liberar al emprendimiento del miedo paralizante al error, y nos abre las puertas a una manera mucho más honesta y sostenible de crear.
Los ejemplos que hemos explorado no solo muestran que se puede volver a intentarlo, sino que en muchos casos el verdadero éxito no llega hasta después de haber pasado por una o varias fases de ensayo, error, análisis y mejora. Cada fracaso tiene el potencial de convertirse en una lección poderosa, siempre que exista la voluntad de escuchar lo que tiene que enseñarnos. Y cuando ese aprendizaje se comparte en equipo, se comunica con transparencia y se convierte en acción, lo que emerge es algo mucho más sólido que una simple victoria puntual: es una evolución auténtica del proyecto y de las personas que lo lideran.
Por eso, si estás atravesando un momento de frustración porque un lanzamiento no ha funcionado como esperabas, recuerda esto: ese paso atrás puede estar preparando el terreno para un salto mucho más consciente. El éxito que viene después de un fracaso no solo es posible, sino que a menudo es más fuerte, más sabio y más valioso. Porque no nace de la improvisación ni de la suerte, sino del coraje de seguir adelante con los ojos bien abiertos.
Y así llegamos al final del episodio. Pero antes de acabar me interesa saber lo que vosotros opináis de todo esto. Os animo a participar comentando el episodio del podcast o dejándome unas líneas en cualquier red social de las que uso habitualmente, que son todas, así que no tenéis excusa.
Como os acabo de decir y siempre os digo, os leo en los comentarios de YouTube y en los mensajes que me enviéis a través del formulario de mi web. Y, por supuesto, recordad que en vanacco.com (con v y dos c) encontraréis cursos y la mejor información fresca para lanzar vuestros proyectos. Nos vemos el próximo lunes a las 11:11 horas.
Saludos y ¡felices lanzamientos!
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