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En este episodio hablamos del dilema entre jubilarse o seguir trabajando, viendo cómo, en muchas ocasiones, hay gente que se niega a jubilarse por amor a su trabajo. O quizás por adicción, que también puede ser. En cualquier caso vamos a explorar este tema así como las ventajas de jubilarse. Siempre con una mirada crítica ya que sacrificar tus mejores años de vida para jubilarse cuando ya hay cosas que no puedes hacer tampoco me parece un gran negocio. ¿O sí? Lo debatiremos. Espero que este episodio y sus reflexiones os aporten mucho. Y que opinéis en los comentarios. ¡Empezamos!
El dilema de jubilarse o seguir trabajando es cada vez más común en una sociedad en la que la esperanza de vida aumenta, los sistemas de pensiones cambian y el papel del trabajo en la vida personal cobra nuevos matices. Decidir qué hacer en esa etapa crucial no es solo una cuestión económica, sino también de identidad, salud y propósito vital.
El dilema de jubilarse o seguir trabajando te aparece en la mente a partir de los 30 o los 40 años. Es algo inevitable. Y cuando uno es emprendedor, ese jubilarse o seguir trabajando puede significar un debate interno bastante intenso. A fin de cuentas, cuando uno está en una empresa y cree que tiene la jubilación asegurada, parece que la decisión entre jubilarse o seguir trabajando está clara. Pero, ¿de verdad está clara o directamente uno ni se la plantea?
En la vida en ocasiones para plantearse las cosas de forma profunda se debe salir de la rueda en la que estamos metidos. El dilema entre jubilarse o seguir trabajando es un claro ejemplo de ello. Nos han preparado para pensar que el camino es trabajar duro y jubilarse, pero las personas que (por suerte o por desgracia) deben abandonar el camino marcado por la sociedad, en muchas ocasiones no tienen tan claro eso de sacrificar tus mejores años para jubilarte a los 65 o todavía mayor.
Ventajas y desventajas de trabajar tras la edad de jubilación
Para muchas personas, la jubilación no supone el final de su vida profesional, sino más bien una transición hacia una nueva etapa. En algunos casos, seguir trabajando responde a la pasión que se siente por la profesión. Artistas como Rob Halford, cantante de Judas Priest, han declarado que no conciben su vida sin subirse a un escenario. En estas situaciones, la actividad laboral se convierte en fuente de motivación, de energía y de satisfacción personal, funcionando como un motor que da sentido a la rutina diaria.
También existe un componente de salud mental y social. Continuar trabajando puede contribuir a mantener la mente activa, prevenir el deterioro cognitivo y fomentar la integración social, aspectos fundamentales en una etapa en la que muchas personas sufren aislamiento. Además, en un contexto en el que las pensiones no siempre garantizan un nivel de vida adecuado, la continuidad laboral se convierte en una necesidad económica. En otros casos, prolongar la actividad profesional otorga un sentimiento de utilidad y pertenencia, evitando la sensación de vacío que a veces aparece con la jubilación.
Sin embargo, seguir trabajando más allá de la edad oficial de jubilación también tiene sus riesgos. Los trabajos exigentes, tanto física como mentalmente, pueden derivar en un mayor desgaste y en problemas de salud graves. Al mismo tiempo, continuar en la vida laboral implica sacrificar la posibilidad de disfrutar del tiempo libre en plenitud, de viajar o de dedicarse a aficiones personales. En ocasiones, la resistencia a dejar el trabajo se relaciona más con una adicción o dependencia psicológica al mismo que con un deseo real, lo cual puede convertirse en una trampa difícil de reconocer.
Ventajas y desventajas de jubilarse a tiempo
Por otro lado, jubilarse representa para muchos la conquista de un tiempo que nunca antes se había tenido. Después de décadas dedicadas a una carrera profesional, esta etapa abre la puerta a recuperar la calidad de vida perdida, disminuir el nivel de estrés y dedicar energías a lo verdaderamente importante. La jubilación es también la oportunidad de pasar más tiempo con la familia, de disfrutar de los nietos, de estrechar lazos con amigos y de dedicar horas a aquellas actividades que durante años quedaron relegadas a un segundo plano.
Además, para quienes han vivido con agendas apretadas y responsabilidades constantes, la jubilación puede significar un renacer. Algunos se lanzan a escribir, otros emprenden proyectos personales que habían quedado pendientes y no faltan quienes deciden invertir su tiempo en labores solidarias o en viajar para conocer nuevos lugares.
Pero esta etapa no está exenta de inconvenientes. El primero de ellos es la pérdida de la identidad profesional. Muchas personas han vinculado su valor personal a lo que hacen y, al jubilarse, sienten un vacío difícil de llenar. A esto se suman los problemas económicos que pueden aparecer cuando la pensión no es suficiente para mantener el nivel de vida deseado. Por último, existe un desafío de adaptación: tener de repente todo el tiempo libre puede ser una experiencia abrumadora, y no todos logran encontrar un propósito claro en esta nueva etapa.
La adicción al trabajo: cuando jubilarse se vuelve imposible
Un aspecto que merece atención especial es la adicción al trabajo, también conocida como “workaholism”. Esta conducta se caracteriza por una necesidad constante de estar ocupado, de producir y de sentirse útil a través del trabajo, incluso en detrimento de la salud y las relaciones personales. Las personas con este patrón suelen sentir ansiedad o culpabilidad cuando descansan y, al llegar a la edad de jubilación, encuentran imposible dar un paso atrás.
En muchos casos, la adicción al trabajo no solo impide jubilarse, sino que también condiciona la manera de vivir. La persona adicta sacrifica tiempo con la familia, renuncia a pasatiempos y llega a perder el contacto con lo que realmente le hace feliz. Por eso, para quienes reconocen este rasgo en su vida, resulta esencial plantearse si seguir trabajando responde a un deseo genuino o a una dependencia que priva de bienestar.
Los efectos en la salud de trabajar a un ritmo demasiado fuerte
Trabajar con intensidad durante toda la vida laboral tiene consecuencias que, en muchos casos, se manifiestan precisamente al llegar a la jubilación. El estrés crónico, las jornadas excesivas y la falta de descanso generan un desgaste físico y mental acumulado que puede derivar en enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño, depresión o ansiedad. No es extraño que quienes han mantenido un ritmo demasiado alto lleguen a la jubilación exhaustos y con problemas de salud que les impiden disfrutar de esa nueva etapa.
Además, se ha demostrado que la exposición prolongada al estrés laboral afecta al sistema inmunológico y acelera procesos de envejecimiento. Esto significa que, en lugar de llegar a la jubilación con energía para disfrutar del tiempo libre, muchas personas se enfrentan a limitaciones físicas o a dolencias crónicas que condicionan su día a día. De ahí la importancia de replantearse el ritmo de vida mucho antes de la jubilación, buscando un equilibrio que permita preservar la salud para poder aprovechar plenamente los años posteriores.
Vivir en el presente o posponer la vida para el futuro
Más allá de elegir entre jubilarse o seguir trabajando, es necesario reflexionar sobre cómo concebimos nuestra vida. En la actualidad, parece que muchas personas se centran en planificar constantemente el futuro, como si fuéramos inmortales. Ahorrar, prever y postergar se convierten en acciones habituales bajo la idea de que, en la jubilación, llegará el momento de disfrutar. Sin embargo, la realidad es incierta: ese “más adelante” que muchos esperan podría no llegar nunca.
El riesgo de este enfoque es evidente: Vivir siempre en función de lo que vendrá significa perder la oportunidad de disfrutar del presente. Los viajes soñados, los proyectos personales o el tiempo en familia no deberían quedar siempre en espera de una etapa futura. Una vida orientada exclusivamente al mañana puede desembocar en frustración y en la sensación de que la verdadera plenitud nunca llega. En cambio, encontrar un equilibrio entre trabajar, planificar y disfrutar del presente puede ser una de las claves para vivir de manera más consciente.
Conclusión
El dilema de jubilarse o seguir trabajando no tiene una respuesta única ni universal. Cada persona vive esta decisión en función de sus circunstancias personales, su salud, su situación financiera y, sobre todo, de lo que considera que es una vida plena. Más que una disyuntiva, puede ser la oportunidad de replantearse la relación que tenemos con el trabajo y con el tiempo.
La verdadera reflexión no debería centrarse únicamente en cuándo dejar de trabajar, sino en cómo diseñar una vida que no dependa exclusivamente de un futuro incierto. Se trata de vivir de manera más consciente, valorando tanto lo que se hace en el presente como lo que se proyecta para el futuro.
Y así llegamos al final del episodio en el que hemos explorado el debate entre jubilarse o seguir trabajando. Pero antes de acabar me interesa saber lo que vosotros opináis de todo esto. Os animo a participar comentando el episodio del podcast o dejándome unas líneas en cualquier red social de las que uso habitualmente, que son todas, así que no tenéis excusa.
Como os acabo de decir y siempre os digo, os leo en los comentarios de YouTube y en los mensajes que me enviéis a través del formulario de mi web. Y, por supuesto, recordad que en vanacco.com (con v y dos c) encontraréis cursos y la mejor información fresca para lanzar vuestros proyectos. Nos vemos el próximo lunes a las 11:11 horas.
Saludos y ¡felices lanzamientos!
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