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Bienvenidos y bienvenidas a Lanza tu proyecto, el podcast donde aprendemos todo lo necesario para lanzar nuestros proyectos. Desde herramientas de marketing a diferentes estrategias de negocio.
En este episodio hablamos de cómo gestionar el hate en un proyecto, ya que, en los tiempos que corren, hay mucha gente detrás de la pantalla decidida a escupir bilis ante cualquier proyecto o persona que no entre dentro de sus (estrechos) esquemas mentales. Es así. Por lo tanto, para ser buenos lanzando proyectos y gestionándolos debemos aprender a gestionar el hate como parte de nuestro día a día. Además, a mayor éxito tengamos en nuestros proyectos, mayor será el odio que podremos percibir en redes. Ahora bien, eso, como veremos, no significa que la mayor parte de nuestra audiencia nos odie. Todo lo contrario. Vamos a verlo.
Lanzar un proyecto en la era digital es exponerse no solo a la atención de una audiencia global, sino también a un fenómeno que se ha vuelto casi inseparable del éxito: el hate. Las redes sociales han ampliado la capacidad de cualquier persona para manifestar sus opiniones, y lo han hecho sin filtros, sin matices y, muchas veces, sin empatía.

Por eso, gestionar el hate se ha convertido en una habilidad tan importante como validar una idea, presentar un prototipo o preparar una campaña de comunicación. No se trata de evitarlo, porque es imposible, sino de entenderlo, integrarlo en nuestra estrategia y transformarlo en una herramienta que nos ayude a fortalecer la identidad del proyecto.
La hiperexposición y gestionar el hate
La razón por la que hoy parece haber tanto hate tiene que ver con la hiperexposición. Cuanto más visible es un proyecto, más ojos se posan sobre él y, entre esos ojos, siempre habrá algunos que miren con sospecha, con rechazo o simplemente con ganas de provocar. La pantalla, además, crea un marco psicológico en el que la crítica resulta más fácil, porque elimina la presencia humana que modera la agresividad.
Muchos de los comentarios negativos que se reciben no hablan realmente del proyecto, sino de las frustraciones o inseguridades de quien los emite. En este sentido, gestionar el hate implica comprender que no toda crítica es válida ni nace de un análisis profundo. Muchas veces es ruido, y reconocerlo evita que lo confundamos con un juicio masivo de la audiencia.
Sesgos cognitivos al gestionar el hate
Sin embargo, uno de los sesgos que más afecta a los creadores es la falsa impresión de que “todo el mundo odia mi proyecto”. En realidad, lo que sucede es que el hate es más visible que el amor silencioso.
La mayoría de las personas que valoran lo que hacemos no suelen dedicar su tiempo a escribir comentarios, ni a defender el proyecto en público, ni a debatir en redes. Consumen, disfrutan, apoyan y continúan con su vida.
En cambio, una minoría ruidosa, con motivaciones diversas, destaca de manera desproporcionada y puede generar la sensación de rechazo generalizado. Gestionar el hate también significa recordar que este sesgo existe y que no debemos atribuirle un peso emocional o estratégico mayor del que merece.
Base psicológica sólida como clave para gestión de hate
Para gestionar el hate de forma eficaz antes del lanzamiento, es esencial construir una base psicológica sólida. Antes de dar el paso de hacer público un proyecto, conviene aceptar que la crítica —justificada o no— aparecerá en algún momento.
Tener claros los valores, la misión y la razón de ser del proyecto es una forma de blindaje emocional que ayuda cuando los comentarios negativos comienzan a circular. Además, resulta muy útil definir por adelantado cómo se abordarán estas situaciones: qué tipo de comentarios merecen respuesta, cuáles deben ignorarse y dónde establecer límites.
Esta anticipación permite actuar con serenidad cuando llegue el momento y evita reacciones impulsivas que puedan perjudicar la reputación del proyecto.
Gestionar el hate en las fases de lanzamiento de un proyecto
Durante el lanzamiento de un proyecto
Durante el lanzamiento, la forma en la que se gestiona el hate puede influir en la percepción general del público. Mantener la calma es fundamental. No todas las críticas tienen el mismo origen, y diferenciarlas ayuda enormemente: hay comentarios que vienen de clientes descontentos por motivos reales, otros que expresan dudas sinceras y otros que simplemente buscan provocar.
Responder con transparencia y honestidad a quienes tienen dudas legítimas puede fortalecer la confianza, mientras que rehuir del conflicto innecesario y mantener un tono profesional frena la escalada con quienes solo buscan atención.
En situaciones complejas, desplazar la conversación a un canal privado puede ayudar a resolver malentendidos sin generar un espectáculo público. Y en casos de ataques destructivos o comportamiento tóxico, la moderación —incluyendo bloquear o reportar— no es un signo de debilidad, sino una decisión de autocuidado.
Después del lanzamiento de un proyecto
Después del lanzamiento, gestionar el hate pasa también por una mirada introspectiva. No todas las críticas destructivas contienen un mensaje valioso, pero algunas sí pueden iluminar fallos, debilidades o áreas de mejora.
Revisarlas con distancia, sin urgencia ni emocionalidad, permite convertir parte del ruido en un aprendizaje útil. Comunicar de manera transparente las mejoras implementadas o los avances logrados, especialmente si responden a preocupaciones que surgieron durante el lanzamiento, es una manera de reforzar el vínculo con la comunidad positiva.
Y, sobre todo, es importante recordar que detrás de cada proyecto hay personas: cuidar la salud mental, apoyarse en el equipo o pedir ayuda si el desgaste es grande forman parte también de la estrategia para gestionar el hate de forma sostenible.
Gestionar el hate al lanzar proyectos con crowdfunding
Las plataformas de crowdfunding como Kickstarter ofrecen ejemplos muy valiosos que muestran cómo el hate puede aparecer por razones legítimas o por dinámicas propias de internet.
Anonabox y el hate justificado
El caso de Anonabox, por ejemplo, es un recordatorio de la importancia de la transparencia. Este pequeño router que prometía integrar navegación a través de Tor generó grandes expectativas y recaudó una cifra muy elevada en poco tiempo. Sin embargo, pronto surgieron críticas bien fundamentadas sobre la autenticidad del hardware, lo que desembocó en una oleada de comentarios negativos y, finalmente, en la suspensión de la campaña (aunque luego volvieran a lanzar el proyecto en Indiegogo).
Aquí el hate no solo provenía de trolls, sino de una comunidad molesta por sentirse engañada, lo que demuestra que la honestidad es imprescindible para evitar incendios.
Amanda Palmer y reconocer los errores
Por otro lado, el caso de Amanda Palmer con su campaña para Theatre is Evil ilustra cómo incluso un proyecto exitoso puede generar una fuerte reacción negativa. Tras recaudar más de un millón de dólares, Palmer recibió críticas cuando pidió a músicos locales que tocaran con ella de manera voluntaria.
La artista respondió públicamente, reconoció el error y modificó su política para pagar a los músicos. Ese gesto de transparencia no eliminó el hate, pero sí contribuyó a restaurar parte de la confianza y a demostrar que la gestión del hate incluye saber rectificar cuando es necesario.
Comportamiento tóxico disfrazado de apoyo
En plataformas de financiación colectiva también existe una forma de hate menos evidente pero igualmente dañina: el comportamiento tóxico disfrazado de apoyo. Hay casos documentados de personas que hacen aportaciones muy grandes para después retirarlas deliberadamente en el último momento, generando confusión y rompiendo la planificación del creador.
En otras ocasiones, creadores que están teniendo éxito reciben mensajes agresivos de supuestos “expertos en marketing” que buscan manipularlos para contratar sus servicios. Estas dinámicas demuestran que gestionar el hate no solo consiste en lidiar con comentarios, sino también en identificar comportamientos que amenazan la estabilidad emocional o estratégica del proyecto y saber cuándo pedir apoyo a la propia plataforma.
Conclusión: Gestionar el hate es necesario
En definitiva, gestionar el hate es una parte inseparable del proceso de lanzar un proyecto. No es un elemento que debamos temer, sino un fenómeno que debemos comprender. La visibilidad siempre atraerá una mezcla de admiración y rechazo, pero la forma en que respondamos al odio puede convertirse en una ventaja competitiva.
Cuando entendemos cómo funciona, dejamos de sufrirlo pasivamente y empezamos a gestionarlo con claridad, estrategia y resiliencia. El hate no tiene por qué frenarnos; puede, de hecho, convertirse en un recordatorio de que estamos avanzando, de que estamos siendo vistos y de que nuestro proyecto importa.
Y así llegamos al final del episodio. Pero antes de acabar me interesa saber lo que vosotros opináis de todo esto. Os animo a participar comentando el episodio del podcast o dejándome unas líneas en cualquier red social de las que uso habitualmente, que son todas, así que no tenéis excusa.
Como os acabo de decir y siempre os digo, os leo en los comentarios de YouTube y en los mensajes que me enviéis a través del formulario de mi web. Y, por supuesto, recordad que en vanacco.com (con v y dos c) encontraréis cursos y la mejor información fresca para lanzar vuestros proyectos. Nos vemos el próximo lunes a las 11:11 horas.
Saludos y ¡felices lanzamientos!
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