¡Vaya, ya la hemos liado! Otro más que posible fraude en el mundo del crowdfunding. Mi pregunta es por qué los medios no se hacen tanto eco de las campañas que recaudan y entregan sus recompensas. Pero en fin, vamos a analizar esta campaña.
El caso es que de SKULLY se ha podido leer de todo. Incluso hay una acusación directa a los creadores de la campaña por gastarse el dinero recaudado en strippers.
¿Verdad, mentira? Vamos a verlo.
¿Qué es SKULLY?
Un casco de moto inteligente que usa la más alta tecnología para evitar accidentes. Desde una cámara trasera hasta indicadores en el visor del casco para notificar mensajes al motorista. Toda una joya tecnológica que valía desde 1.399 dólares.
La campaña en Indiegogo recaudó más de 2,4 millones de dólares y tuvo cerca de 2.000 mecenas. Pero tristemente entre los comentarios de la campaña hoy ya podemos leer muchos que la critican. En comunicado oficial la empresa ha anunciado el cese de sus operaciones. Sin haber entregado las recompensas.
¡Que no es Kickstarter! Es Indiegogo
El primer punto delicado de mi análisis son las críticas a Kickstarter, cuando la plataforma en la que se financió la campaña es Indiegogo. ¿Por qué criticar a la plataforma cuando el culpable de fraude es, en todo caso, el creador? Y si se critica, ¿de verdad no se es capaz de buscar “skully crowdfunding” en Google?
Incluso teniendo como primer resultado de la búsqueda (excluyendo anuncios) a la campaña en Indiegogo son varios los que han culpado a Kickstarter. He encontrado desde webs online de noticias como The Tribune a incluso tweets culpando a Kickstarter. Y sinceramente no lo entiendo, a no ser que la fama de Kickstarter haga que se asocie todo el crowdfunding a la plataforma.
¿Es culpable la plataforma?
Pero ¿qué parte de culpa tiene la plataforma? Desde luego responsabilidad legal no tiene ninguna porque todas las plataformas se eximen de ella en sus condiciones de uso. Pero está claro que con casos como el de ZANO a sus espaldas, incluso Kickstarter debe andarse con cuidado.
El drone en miniatura ZANO no ha sido entregado y el dinero tampoco ha sido devuelto a sus mecenas. La empresa está en liquidación y no hay expectativas de que el dinero sea devuelto. Incluso si nos ponemos a analizar las condiciones de pago de la plataforma, resulta que ZANO las incumple como bien indica este mecenas en los comentarios de la campaña.
Ahí es donde Kickstarter, Indiegogo o cualquier otra plataforma puede incidir para evitar estos casos. Si hay unas normas de uso y se incumplen se debe poder garantizar que hay mecanismos legales para atajar el problema. Incluso en la parte de filtrado de campañas se deben garantizar mecanismos para detectar proyectos débiles. Y por supuesto también tras la campaña se debería asesorar a los proyectos para evitar casos como el que nos ocupa o el de ZANO.
Es decir, no es que la plataforma sea culpable es que se deben mejorar los mecanismos de filtrado de proyectos. También los mecanismos legales ante incumplimiento de las normas de uso de la plataforma. Y por supuesto el seguimiento de los proyectos una vez finalizados.
Se huele el desastre, la marcha del CEO
Todo empezó a desmoronarse de forma oficial con la marcha del CEO de la compañía. TechCrunch lo anunciaba en un artículo donde aclaraba que los inversores lo habían despedido. ¿Cuál era el motivo de su marcha? El caso es que un mes después la compañía ha anunciado su cierre y ya no se pueden comprar cascos en su web (todavía activa a día de hoy).
El artículo de TechCrunch apuntaba dos datos interesantes. El primero es que la compañía sólo había entregado de 20 a 100 cascos en el momento de la marcha del CEO. La segunda es que estaba planeándose una entrada de nuevos inversores con salida de muchos de los existentes hasta el momento.
Un total de casi 15 millones de dólares entre inversión y campaña de Indiegogo fueron los fondos adquiridos por la compañía. Pero claro, había que entregar 2.000 cascos a los mecenas con sus consecuentes costes. Aunque no esté claro el motivo del cese de operaciones está claro que estamos ante una clara muerte por éxito.
¿Strippers y coches de carreras?
Uno de los rumores que se apuntan para explicar el desastre es que parte de los fondos fueron gastados en ocio. Soy bastante escéptico al respecto ya que el artículo de The Next Web ya ha tenido que rectificarse. Primero dijeron que la campaña había sido lanzada en Kickstarter y luego rectificaron.
El caso es que todo el artículo se basa en el testimonio de un empleado de la compañía que fue despedido. Y ya sabemos cómo van estas cosas, no digo que parte de los rumores no sean ciertos pero de momento son rumores. Soy mucho más partidario de pensar que la compañía se tuvo que enfrentar a un reto por la enorme demanda que tuvo que gestionar.
Conclusiones
El artículo de Endgadget y el segundo de TechCrunch sobre la temática que nos ocupa son los más serios. En el primero se destaca el intento reciente de venta de la compañía a la empresa china LeEco. En el segundo se destacan las más de 50 personas que se quedarán sin trabajo y los más de 3.000 cascos prevendidos que no serán entregados.
Tenemos que ser conscientes de los riesgos que existen en el crowdfunding. Podemos encontrarnos con casos como SKULLY o ZANO pero también nos encontraremos con casos como Pebble, M3D o WaterDrop, por poner tres ejemplos. El caso es que siempre habrán algunas campañas con problemas.
Os apuntaré los principales motivos del fracaso de SKULLY que extraigo tras el artículo.
- Tener excesiva demanda puede acarrear problemas de producción.
- La entrada de inversores a veces puede complicar el desarrollo del proyecto.
- Los proyectos de alta tecnología suelen ser más complejos de llevar a cabo.
- El filtro que realiza la plataforma es crucial para evitar proyectos débiles.
- Que se cumplan las condiciones de uso es también responsabilidad de la plataforma.
- Un seguimiento de los proyectos es esencial para evitar casos como el de SKULLY.
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