Hace más de un par de meses escribí sobre 3 cosas que no se debían hacer nunca en una campaña de crowdfunding. ¿Lo recuerdas? Bien, pues hoy te voy a hablar de 3 cosas más que nunca, jamás, debes hacer en una campaña.
Siguiendo con el símil de las películas Gremlins (nací en 1977 no lo puedo evitar) voy a repasar esas 3 cosas a modo de 3 reglas que deben seguirse para que tu campaña no pase de un adorable Mogwai a un terrorífico Gremlin.
Primera regla: No debes confiar sólo en tu fama o tu notoriedad.
El caso de la campaña cancelada de Björk ya nos indicaba que la fama no lo es todo en el crowdfunding. Los motivos los dejan claros en la última actualización de la campaña “parece ser que los costes (de la campaña) eran más elevados de lo que preveíamos y nosotros fuimos demasiado optimistas”.
Entrando al detalle de la campaña se observa también que el objetivo de recaudación quizás era demasiado elevado 375.000 £ cuando la recaudación promedio de Kickstarter es 17.000 dólares quizás es confiar demasiado en la capacidad de comunicación del creador, en este caso Björk. Claro que con más de 3 millones de seguidores en Facebook las cuentas salían, un 1% de esos 3 millones son 30.000 mecenas que con una aportación promedio de 20 £ ya hubiesen casi doblado el objetivo. Considerando que la aportación promedio en Kickstarter ahora es de 76 dólares los números no estaban mal hechos.
Entonces ¿qué pasó? Recuerda que siempre digo que el diseño de una campaña es una condición necesaria pero no suficiente para el éxito, pero es que es necesaria. ¿Y eso qué significa? Pues que si el diseño es deficiente, no se entiende bien el producto, o no se explica correctamente para que el mecenas potencial se haga una idea de lo que va a obtener participando en la campaña, entonces la conversión de visitantes a mecenas (la ratio RCVM) se derrumba.
Y eso intuyo que es lo que le pasó a esta campaña, muchas visitas pero una conversión nefasta debido a un producto muy complejo y explicado de una forma no demasiado entendible. Por eso confiar únicamente en la fama de las personas involucradas en la campaña, pensando que eso va a traerle el éxito a la misma, es olvidarse de que tener visitas es una parte del éxito, una buena conversión es la otra parte.
Segunda regla: No debes pretender usar el crowdfunding para pagar tus gastos de Marketing (o similares).
No es la primera y seguro que no es la última vez, aunque me gustaría, que cuando pregunto para qué quiere un cliente usar los fondos recaudados de su campaña me contesta “para pagar los gastos de Marketing que necesito para promocionar mi producto”, o “para pagar un equipo comercial que venda mi producto”. Ese tipo de gastos quizás pueden cubrirse con una campaña de crowdfunding de inversión o con inversión tradicional, u otras fuentes de financiación, pero en el crowdfunding de recompensa no funciona demasiado bien este enfoque.
¿El motivo? Lo que quiere oír un mecenas es que gracias a su aportación se va a llevar a cabo aquello que va a recibir, sea un invento tecnológico como Pebble, una bicicleta de bambú, o unos cuadernos para zurdos.
Tercera regla: No debes tomar a la ligera el momento en el que comunicas.
¿Verdad que conoces el caso de The Coolest Cooler? Esa maravillosa nevera que lo hace casi todo, desde batidos a cargar tu móvil y que destronó a la primera campaña de Pebble recaudando más de 13 millones de dólares en Kickstarter. Bien, lo que quizás no sepas es que en The Coolest Cooler hicieron una primera campaña unos meses antes de su gran éxito, y fracasaron.
¿Cómo puede ser que una campaña con tanto éxito fuese un fracaso rotundo unos meses antes? La clave está en la comunicación, en la primera campaña se llegó a recaudar sólo el 80% de un objetivo de 125.000 dólares y en la segunda se superó el 26.500% de un objetivo de 50.000 dólares. Bajar el objetivo fue una de las claves del éxito de la segunda campaña, pero comunicar una nevera en pleno mes de diciembre es el claro motivo del fracaso de la primera.
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Foto de Tim Olson
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