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Bienvenidos y bienvenidas a Lanza tu proyecto, el podcast donde aprendemos todo lo necesario para lanzar nuestros proyectos. Desde herramientas de marketing a diferentes estrategias de negocio.
En este episodio hablamos de mis peores experiencias al emprender. Sujetaos que vienen curvas. Empiezo a escribir la escaleta del episodio escuchando lo último de Linkin Park, el tema Two Faced, una canción que a cualquier persona que escuchase la banda a principios de los 2000 le transporta a sus primeros discos. Unos diez años antes de empezar la aventura que ahora os voy a contar. Además, con una lupa en los peores momentos.
No con afán de destacar lo malo de una aventura que tiene mucho más de positivo que de negativo. Lo que pretendo con este episodio es contar lo peor de emprender, para que lo mejor brille todavía más. Si tras escuchar este episodio sigues queriendo emprender, es que emprender es tu camino. Empezamos.
Cuando uno quiere emprender se suele decir que es un motivado. Y como dice Emilio Duró, no hay nada peor que un tonto motivado. Cuidado, con esto no estoy diciendo que todo emprendedor sea un tonto motivado. Quiero decir que la motivación puede llevarte a hacer tonterías. Y de las gordas. Sin esa pizca de locura o esa tontería encima habría muchos proyectos que no se lanzarían, pero también muchas desgracias que podrían ser evitadas.
Y de eso hablamos hoy, de las peores experiencias al emprender que uno puede llegar a tener. Parece mentira, pero uno puede quedarse con poco o nada en el camino de emprender. Y la historia de esa persona que se arruinó 5 veces y levantó 5 imperios no es una historia común. Perdonad que lo diga.
¿Os imagináis perder la estabilidad económica, romper con tu pareja o quedarte sin tu vivienda habitual? Pues todo eso te puede pasar si haces demasiadas tonterías al emprender. O si tienes mala suerte. Porque la mala suerte y la buena suerte también juegan su papel a la hora de emprender. Podemos llamarlo suerte, casualidad o lo que uno quiera.
Pero digamos que hay algo de azar que juega a tu favor o en tu contra en cada mano de cartas de la partida. Quien diga lo contrario es que, seguramente, no ha jugado ninguna mano de cartas en la partida de emprender. Quizás en la de ser empleado en una empresa sí que ha jugado muchas, pero ahí el azar no juega un papel tan protagonista. Aunque también puede jugarlo, y si no que se lo digan a las personas que pierden su trabajo por un ERE (Expediente de Regulación de Empleo, por si hacía falta mencionarlo).
Sin los 40.000 bajo el brazo
Una vez, ya os lo dije, me comentaron que por qué no le pedía a mi padre un dinero para emprender, no sé si me dijeron 14.000 euros o 40.000, pero como si me hubieran dicho 4.000. No hijo mío, no, le debería haber dicho a la persona, y añadir que yo no nací con 40.000 euros bajo el brazo. No puedo, ni quiero, pedirle dinero a mis padres para arriesgarlos emprendiendo.
Pero esa pregunta que me hicieron lleva a una profunda reflexión. ¿Es que hay gente a quienes los progenitores les pueden dar dinero para emprender? Pues sí, la hay. Igual que hay gente que tiene contactos familiares y otra que no. Del mismo modo que hay gente que tiene que trabajar de 6 de la mañana a 8 de la noche para cobrar 1.000 euros para sobrevivir y no puede ni plantearse emprender.
Todo ello nos lleva a una de las peores experiencias al emprender, querer ser quien no eres. Si Elon Musk levantó Tesla de nuevo durmiendo en el taller en un saco yo puedo hacer lo mismo con mi empresa recién creada. Pues no, chico, o chica, no. No eres Elon Musk, ni tienes su entorno, ni has vivido en su contexto, ni emulando sus actos vas a lograr sus mismos resultados. Es como pensar que si uno imita a un corredor de fondo podrá hacer un récord olímpico. Pues no, no tienes sus horas de entrenamiento en tus piernas, así que no lo vas a lograr por imitación.
Pero ojo, que esto que parece una tontería se hace constantemente. Los típicos vídeos motivacionales para que la gente se levante a las 5 de la mañana para contestar mails son los que defienden esta tesis. La de repetir lo que a otros les ha dado éxito para replicar la fórmula del éxito. Pero no estamos en clase de matemáticas, las fórmulas no se replican con exactitud.
Y por levantarte a las 5 de la mañana no vas a tener más éxito. Más sueño, quizás, pero más éxito no necesariamente. Por eso hay que analizar los contextos de aquellos emprendedores y aquellos proyectos que nos inspiran. Y sobretodo, no creernos todo lo que cuentan de su historia. Porque hay un sesgo. El sesgo de confirmación.
Es decir, si yo pienso que levantarme a las 5 de la mañana y trabajar 12 horas al día en mi proyecto es lo que me llevará al éxito. Al tener éxito voy a decir que levantarme a las 5 de la mañana y trabajar 12 horas al día ha sido mi fórmula hacia el éxito.
¿Esa directora de banco que conocía del colegio y me aprobó un crédito de 10.000 euros? No, eso no cuenta. ¿Que mi padre me dejara sus oficinas durante 3 meses para hacer mi plan de negocio y las primeras reuniones? No, eso no fue nada. ¿Que tuviera empleados dispuestos a trabajar por 1.000 euros y yo la poca moral suficiente para no pagarles más? No, eso son detalles sin importancia.
Lo que cuenta es que me levanté a las 5 de la mañana y trabajé 12 horas al día. Pues no, no es así.
El éxito o el fracaso es multifactorial, responde a muchos factores. Y lo más interesante del caso es que muchos de ellos no los controlamos. Los humanos pensamos que somos el protagonista de la película de turno cuando en realidad no lo somos. Somos figurantes y, a veces, ni siquiera eso, no salimos en ninguna película. Controlar todos los factores del éxito o el fracaso de un proyecto es directamente imposible. Y el azar juega un papel en dicho éxito o fracaso, lo queramos o no. Por tanto, para evitar una de las peores experiencias al emprender, no empecemos mal. Repitamos todos bien alto, no somos Elon Musk. Gracias.
Enemigo mío, una de las peores experiencias al emprender
Hay una película que me enamora de los 80, se llama Enemigo mío. Se basa en la historia de dos enemigos, un humano y un alienígena, atrapados en un planeta del cual no pueden escapar al haberse estrellado tras una batalla espacial. Juntos deben superar sus hostilidades y colaborar para sobrevivir. Pues bien, ahí viene una buena, el enemigo mío de todos nosotros somos nosotros mismos. Aquí viene otra de las peores experiencias al emprender, el hacerse boicot a uno mismo.
El conocido como síndrome del impostor es un ejemplo de ello. Creerse que uno no sabe lo que sabe y que puede ser declarado un fraude es de lo más complicado que a uno le puede pasar en el mundo del emprendedor. A nivel psicológico me refiero. Una de las peores experiencias al emprender es dejar de lado los años que llevas sobreviviendo en un entorno que es hostil.
Es dejar de lado todo lo que has aprendido y sabes del proceso de emprender. Es, también, olvidarte de todo lo que has crecido en el camino. Una persona que emprende siempre crece. Otra cosa es que haya momentos en que se le olvide todo el valor que ha ganado emprendiendo.
Pero el hecho es que el síndrome del impostor existe y hace daño a muchas personas. Personas que, de otro modo, estarían brillando mucho más. O, como mínimo, no estarían sufriendo por pensar que no se merecen lo que tienen. O por pensar que se merecen estar en una situación peor de la deseable. El primer paso para lograr que te valoren es valorarse a uno mismo. Y cuando uno cae en la trampa psicológica de creerse menos, está en el primer paso hacia un descenso en autoestima. Pudiendo caer en un círculo vicioso que acabe con un fracaso total del proyecto que está emprendiendo.
Perdiendo el tiempo con eventos y asociaciones
Pero vamos a otro tema, otra de las peores experiencias al emprender es verse envuelto en una espiral sin fin de eventos y asociaciones que no aportan nada de valor. Y eso pasa, creedme. Pasa mucho más de lo que debería pasar. Que si el evento emprendedor del año, que si la asociación esa que te va a traer muchos clientes. Que sí, que sí, pero va a ser que no. Muchas veces uno va a un evento a pasearse y el 100% de los contactos que realiza no se concretan en nada. Es mucho más productivo enviar mails a puerta fría que pasearse por eventos por el mero hecho de ser lo que son. Es decir, eventos.
¿Con eso quiero decir que ningún evento emprendedor vale la pena? Obviamente no, no estoy diciendo eso. Pero sí que la mayoría de eventos a los que uno pueda asistir son, sin duda, uno de los mayores ladrones de tiempo al emprender.
Uno va, se pasea, logra intercambiar opiniones con otras personas, asiste a charlas, y cuando regresa a la oficina no ha vendido nada ni se produce ninguna venta a raíz de haber asistido al evento. Eso sí, hay veces que uno va a un evento y consigue conocer al socio o la socia de su vida. O cierra un trato comercial sin precedentes. Del mismo modo que hay gente que conoció a la pareja de toda su vida en la discoteca. Pero eso no significa que ir a la discoteca sea la mejor forma de conseguir pareja estable.
¿Cómo se puede llegar a conocer a tu pareja estable? Pues haciendo lo que te gusta, sin más. Si te gusta ir a conciertos de música heavy, pues hazlo. Si te gusta hacer maquetas de barcos clásicos, pues hazlas y asiste a actividades relacionadas con ello. Y como estos ejemplos os podría estar poniendo ejemplos durante todo el episodio. Pero sois muy listos para ello, no hace falta, creo que se entiende el concepto. Si vas a ir a un evento que sea por un motivo de peso. Si es un evento de tu sector, muy específico y con oportunidades potenciales. Adelante. Pero ir a eventos para pasearte no, mejor te quedas trabajando.
Con las asociaciones pasa algo parecido. Ser miembro de ellas y ya no te digo gestionarlas puede ser una de las peores experiencias al emprender. Os pongo un ejemplo que viví en primera persona. Soy miembro fundador de la Asociación Española de Crowdfunding y actualmente ya no soy ni miembro.
¿Por qué? Pues mirad, sólo os diré que hay un cargo de Presidente que se ha convertido en vitalicio por no hacerse juntas de ningún tipo. Parece surrealista, pero es así. ¿Qué te aporta una Asociación que pagas y te genera un volumen de negocio exactamente igual a cero? Pues eso, te aporta cero. ¿Debes seguir pagando la cuota y dedicando esfuerzo a una entidad que no te aporta nada? Pues no, no deberías, a no ser que quieras caer en otra de las peores experiencias al emprender.
El todo por el todo
¡Quema las naves! ¡Dalo todo! ¡No te rindas nunca! ¿Os suena? Sí, a mi me suena, como una de las peores experiencias al emprender. Aguantar la motivación tóxica del todo por el todo. No, no es sano, ni positivo, darlo todo por el todo. Hay que tener cabeza y saber cuándo apostar fuerte y cuándo toda una retirada a tiempo. Eso es sentido común, no ser un cobarde. De hecho, como se suele decir, el cementerio está lleno de valientes. Si uno prefiere ser un valiente emprendedor arruinado que un cobarde emprendedor que sobrevive día a día, pues mira, está en su derecho. Pero quizás deberíamos revisar el paradigma del todo por el todo.
La caída del mito
Y así llegamos a la caída del mito de emprender. Porque emprender es mucho más mundano de lo que nos quieren hacer creer. Una persona que tiene un proyecto y se atreve a llevarlo a cabo ya está emprendiendo. Y para evitar las peores experiencias al emprender uno debe mantener siempre los pies en el suelo. Un emprendedor no es un elegido, del mismo modo que un funcionario no es diametralmente opuesto a un emprendedor. Cada tipo de trabajo tiene sus pros y sus contras y es importante desmitificar ciertas profesiones para poder gestionar correctamente su ejercicio profesional.
Conclusiones, ¿quieres emprender?
Si después de todo lo que hemos hablado en el episodio de hoy todavía quieres emprender o deseas seguir emprendiendo, felicidades, tienes suficiente motivación para dedicarte a ello. Eso, como ya sabes, no te garantiza un camino de rosas. Ahora que tenemos claro que el si quieres puedes es una enorme mentira, puedes enfocar el hecho de emprender desde una perspectiva realista. Si quieres y también puedes, entonces emprende. Siempre que tengas claro los puntos positivos y negativos que tiene emprender para tu caso en particular.
Y así llegamos al final del episodio. Pero antes de acabar me interesa saber lo que vosotros opináis de todo esto. Os animo a participar comentando el episodio del podcast o dejándome unas líneas en cualquier red social de las que uso habitualmente, que son todas, así que no tenéis excusa.
Como os acabo de decir y siempre os digo, os leo en los comentarios de YouTube y en los mensajes que me enviéis a través del formulario de mi web. Y, por supuesto, recordad que en vanacco.com (con v y dos c) encontraréis cursos y la mejor información fresca para lanzar vuestros proyectos. Nos vemos el próximo lunes a las 11:11 horas.
Saludos y ¡felices lanzamientos!
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